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Los ganados merinos llegaban a Medina desde Tordesillas -que, a su vez llegaban desde León o Palencia- y desde Valdestillas, los que venían de Palencia o Soria.
En Medina solían parar en el descansadero del hospital de Simón Ruiz y, desde donde hoy se encuentra la plaza de toros, tomaban esta cañada, llamada aquí de Extremadura, para distinguirla de la de Salamanca, que salía un poco más a su derecha.
El paisaje, a la salida de Medina no es excesivamente agradable. Enseguida nos topamos con el charco Lavaculos que servía -y sirve- de abrevadero. Poco después dejamos a la izquierda la imponente mansión del Balneario de las Salinas. A partir de aquí, la cañada se convierte en un larguísimo prado o humedal amojonado por viguetas de cemento pintadas de verde.
Cruzamos un pinar donde parece que los pinos se apartan para dejarnos paso. Al salir del monte, el prado -y la cañada con él- se ensancha de manera espectacular. Y, según la época del año, veremos abundantes lavajos, de diferentes tamaños. Pero desgraciadamente, cada vez quedan menos, pues muchos han sido desecados y roturados para tierras de labor. Aquí hemos visto no sólo patos y limícolas, sino también avutardas.
La cañada se estrecha de nuevo, pero sigue protegida por los mojones verdes y también por hileras de escobas. Al parecer ello se debe, al menos sen parte, al Ayuntamiento de Velascálvaro.
Y llegamos a Bobadilla del Campo. Desde aquí atraviesa primero campos de cereal, luego nos saludan pinares hasta que por fin se introduce en el llamado monte de la Marquesa o de Bobadilla, que es una dehesa de portentosas y milenarias encinas más o menos separadas, perdida en los límites de nuestra provincia. Fue roturado durante años para adehesarlo, a principios del siglo XX; el que lo hizo también consiguió arruinarse en el empeño. Pero sólo llegar a este punto ha merecido la pena con creces, pues no es un paisaje habitual de Valladolid.
Un poco mas adelante vemos cómo se acaba el monte, y el campo se clarea totalmente. Al Este, una casa de labor junto a una enorme encina.
Finalmente, la cañada entra en la provincia de Ávila y en el término de Madrigal de las Altas Torres; vemos una piedra conmemorativa en honor de un alcalde de esta última localidad por su labor a favor de las cañadas... ¡Que haya muchos más así!
Circular: No
Desnivel (m): inapreciable
Dificultad: baja
Época ideal: cualquiera
Fuente: Sí
Longitud: 22,5 km
Tipo de ruta: a pie, en bici