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Después de pasear por las calles de Íscar -es obligado probar su repostería y, de manera particular sus ciegas- nos acercamos hasta la calle Fausto Herrero para iniciar nuestra tranquila andadura. Enseguida vemos en el lado izquierdo un carril bici perfectamente señalizado que comienza frente a la zona deportiva y que nos conduce a nuestro destino de hoy.
Después de pasar junto a algunas naves y talleres -Íscar es una localidad viva, de gente muy emprendedora- y también pinares, llegamos al Parque de Cristo Rey, presidido por una limpia ermita de elegante ladrillo.
El parque se encuentra en un bosque de altos pinos donde podemos seguir paseando o bien descansar un poco, pues cuenta con sendas, fuentes, mesas y bancos, parrillas, bar, servicios, además de estar bien cuidado. También posee un circuito biosaludable, máquinas de ejercicios para mayores, y pista de patinaje y otros entretenimientos para chavales.
Pero no acaba aquí todo, pues el parque tiene vistas y senderos al Pirón, el río de Íscar, afluente del Cega y aquí ampliado por un embalse que le regula. Su ribera es un paraje refrescante donde contemplamos algunas aves que bajan a beber desde el pinar. También podemos cruzar al otro lado -ojo con la carretera- para seguir nuestro paseo por la orilla derecha y su amplio pinar.
En definitiva, Puente Blanca sigue siendo un hermoso lugar aunque ahora, para buscar las limpias arenas del Pirón hayamos de subir un poco más aguas arriba.
Circular: No
Desnivel (m): 10
Dificultad: baja
Época ideal: todo el año
Fuente: Sí
Longitud: 2 km
Tipo de ruta: a pie, en bici, con patines