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Este sendero nos conduce primero por el páramo y más tarde por el valle de que conecta Ciguñuela con Simancas.
Después de dejar la carretera de Robladillo, tomamos un camino que fue -que es- cañada real. Pero muy disminuida. Si tuvo 90 varas hoy, en algunos tramos, puede llegar a 40; en la mayoría del trayecto la cañada es el camino. Esto indica lo poco que se usan ya y lo mucho que suelen usarse los caminos, sobre todo por vehículos agrícolas. ¡Pero miles de merinas pasaron por aquí durante siglos!
Estamos en pleno páramo: después de comprobar unas tímidas y ligeras ondulaciones del terreno, la llanura se afirma: horizontalidad, cereal, majanos y, a lo lejos, pequeñas orlas de pinos quieren adornar el horizonte. Arriba, la inmensidad del cielo que con frecuencia se acompaña con cantos de calandrias.
Después de girar a la izquierda para dirigirnos a la zona de Cuernolagar -la cañada sigue de frente hacia Simancas- bajamos por un umbrío pinar que nos introduce en el valle de Barriales -abundante en barro, claro- dedicado al cultivo de secano. A la derecha , un reguilado pinarillo se asienta en la cuesta del páramo. ¡Una larga cuesta abajo...!
Finalmente, salimos al camino que nos conducirá de nuevo hasta nuestro destino en Ciguñuela. Es precisamente el camino de Santiago, y no tenemos mas que seguirle sin desviaciones: primero una pequeña cuesta abajo, luego cruzamos el arroyo Rodastillo en las Puentecillas, donde vemos un panel informativo de las rutas de Ciguñuela y un peregrino con su perro fiel, los prados y el campo de fútbol, la caseta de cazadores con la fuente de los Picones y terminamos perdiendo las pocas fuerzas que nos quedaban en la cuesta de la Varguilla. Pero no hay problema: un resuello más y estamos en Ciguñuela.
Circular: Sí
Desnivel (m): 100
Dificultad: baja
Época ideal: cualquiera
Fuente: Sí
Longitud: 12 km
Tipo de ruta: a pie, en bici