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Este paseo tiene casi carácter monográfico pero nos va a descubrir uno de los secretos del paisaje castellano, el que encierra el páramo, esa llanura infinita que se extiende sin ondulaciones ni adornos bajo los cielos inmensos.
Bien es cierto que las cosas han cambiado un poco en los últimos años. Antes, sólo se veía el remate de la torre de la iglesia de San Ginés desde cualquier parte del páramo, en muchos kilómetros a la redonda; y todavía se sigue viendo desde la carretera de Zaratán a Wamba, o desde la carretera de León antes de iniciar la bajada hacia Valladolid. Ahora, además, se ven demasiadas naves agrícolas y el huerto solar que hay junto al cerral que mira a Valladolid. Pero, aún así, el páramo conserva buena parte de fisonomía.
La ruta se inicia en la salida del Camino de Santiago hacia Wamba. Antes de salir de la localidad, nos fijamos en la peculiar entrada al albergue de peregrinos, que también es oficina de turismo: la Casa del Maestro. El trayecto está perfectamente señalizado. Nos acompañan, durante el primer kilómetro peregrinos de naturaleza diversa. Hasta que los dejamos para tomar dirección Este. Ahora son algunos arbustos y majanos seculares los que nos acompañan. Vemos también Villanubla: un enorme balón de comunicaciones nos la sitúa en el ras del páramo.
Y bajo la inmensa bóveda del cielo que no admite contrastes de sinuosos horizontes, acompañados de una suave brisa o de un fuerte viento, avanzamos entre la tierra y el aire. Así es el páramo, que también nos habla de los sudores y miedos de los hombres que cultivaron estas tierras mientras escuchamos los trinos de alondras y cogujadas.
Una suave cuesta abajo nos deja de nuevo en Ciguñuela.
Circular: Sí
Desnivel (m): 20
Dificultad: baja
Época ideal: cualquiera
Fuente: No
Longitud: 5 km
Tipo de ruta: a pie, en bici