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Tudela tiene ribera y páramo, robles y pinos, arroyos y ríos, arenales y fuentes; tiene, pues, un poco de todo. Además, la localidad es una de las más queridas y defendidas por el Duero, que la abraza tanto, tanto, que casi la estrangula. Tudela significa eso, defendida.
Pues saldremos de sus murallas -las tuvo: conserva restos de una puerta- para salir a campo abierto eligiendo para ello el camino de la Cueva, que cruza el Canal del Duero y al poco la acequia y la senda de los Aragoneses, por la que se iniciaba el camino de Aragón y Barcelona. De hecho, la carretera de Soria es aquí conocida como la carretera Barcelona. A la derecha dejamos una pequeña zona verde, donde se encuentra la fuente o manantial de la Cueva y muy lentamente el camino nos sube al páramo de la Buena Rubia a la sombra del pico Caballero cuya ladera se ha replantado con pinos carrasqueños. Desde el páramo, ¡qué vista! todo el valle del Duero a su paso por Tudela: el río, los canales con su arbolado rectilíneo, el mar de pinos, las Mamblas, el páramo de La Parrilla y Tudela en medio. Y todo con colores diversos y aromas, que también llegan. En días claros, se divisa hasta Navacerrada. Un panel nos indica la situación de los puntos más representativos del paisaje.
Después de acercarnos a la cañada real leonesa oriental, bajamos del páramo y al llegar al camino de los Aragoneses torcemos hacia el pico de la Mambla. Pasamos por un viejo puente el arroyo Jaramiel y volvemos hacia Tudela después de caminar un momento junto a la acequia. Aunque no está previsto, podríamos subir a las Mamblas; merece la pena, pues nos enseñan sus entrañas de yeso que han sido explotadas durante siglos. Además, recogeremos maclas -en forma de flecha- de ese material. Y el panorama también es interesante, aunque ya tenemos la perspectiva desde el páramo.
Circular: No
Desnivel (m): 150
Dificultad: baja
Época ideal: cualquiera
Fuente: No
Longitud: 18 km
Tipo de ruta: a pie, en bici