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Esta puede ser la única ruta urbana en toda esta guía, pues hoy Laguna de Duero es el segundo municipio de la provincia de Valladolid, después de la capital. El lago que hoy disfrutamos es artificial. Antes, hubo aquí una gran laguna -de ahí el nombre de la localidad- que, en época de lluvia llegaba a tener más de 60 hectáreas. Tan importante fue que dio origen a la población, y de ella se extraía sal. Tenía -como casi todas las de Valladolid- muy poco fondo, y en ella vivían diferentes especies de anfibios, carpas y carpines; muchos de ellos solían morir en el estiaje veraniego. Hoy las cosas han cambiado. La laguna, como tantas otras, se desecó por temor a los mosquitos que producía y después, una vez urbanizada la zona, se instaló este lago que, la verdad, es hermoso y agradable. Posee abundante carrizo y vegetación e incluso puede practicarse la pesca. También da refugio a diversas aves: además de las fochas y pollas de agua, veremos carriceros, petirrojos y lavanderas. Tampoco faltan jilgueros y verdecillos en los árboles próximos.Después paseamos por el Parque de Valladolid, rico también en aves que se aprovechan de la proximidad humana para ascender al edificio Juan de Austria, desde donde divisamos buena parte del término municipal. Bajamos de las alturas para ir volviendo de nuevo a la laguna. Siguen abundando diferentes tipos de aves y contemplamos un islote donde se refugian azulones y garzas reales; en verano observaremos una colonia de aviones zapadores.
Circular: Sí
Desnivel (m): 10
Dificultad: baja
Época ideal: primavera, verano, otoño
Fuente: Sí
Longitud: 4,5 km
Tipo de ruta: a pie, en bici