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Imagen en alta resolución. Este enlace se abrirá mediante lightbox, puede haber un cambio de contextoHasta el siglo XVI, La Sinova era caserío vecino a Villavaquerín, el viejo "Uilla Uakrin", regadas sus lomas suaves por un hermano menor del Esgueva, el arroyo Jaramiel. La Sinova se despobló en favor de Castrillo Tejeriego y Villavaquerín, donde siguió la vida tradicional: agricultura y una pequeña cabaña ganadera. Cada mes de mayo, San Isidro sale con los vecinos en procesión y comida en hermandad; en otoño, es San Casiano quien cobra vida, interpretado en carne y hueso por un vecino. Así se marcan páginas del calendario del valle, el calendario de la tierra y el clima. Este es el día a día de Villavaquerín y de La Sinova -hoy una moderna finca agropecuaria-.
El paisaje varía según mudan cielo y tierra: recios grises, arcillas y rojos tonos de invierno desnudo se alfombran de verdes y amarillos en el crecer de la primavera, que pasan a dorados en el estío y culminan con nuevos ocres y rojizos otoñales.
Conviene un paseo, a la usanza del escritor, por los campos del valle. Al regreso, en la coqueta plaza del Ayuntamiento destaca su reloj. Al fondo, la silueta de la Iglesia de Santa Cecilia ocupa el lugar alto donde hubo una vez un importante castillo. Huele a leña, a silencio.
- Referencias de Delibes