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Flora y fauna según Delibes...

FLORA:

El SAÚCO en Miguel Delibes:

El SAÚCOImagen en alta resolución. Este enlace se abrirá mediante lightbox, puede haber un cambio de contextoNombre científico: Sambucus nigra

 Nombres comunes: saúco negro, saúco blanco, sabudo de Judas, cresta de gallo, canillero...

 El saúco es arbusto e gran porte, que puede llegar a la altura de árbol, alcanzando los 6 metros de altura. Es nativo de Europa y está muy extendido como planta ornamental: se le ve en muchos jardines, formando tapices y muros, pues resiste muy bien las heladas y es poco exigente con las condiciones del suelo. De forma natural crece en zonas húmedas y cerca de riberas.

 Es de hojas caducas, compuestas por 5 a 7 foliolos. Las flores son blancas, en racimos grandes, muy olorosas. Cuando maduran al final del verano, forman racimos de frutos negros. Los frutos son una de las comidas de otoño de muchas aves y se han usado para mermeladas, vino y licores.

 Como planta medicinal se usa para calmar la tos, para limpiar la piel y los ojos y para cuidar la garganta y las encías inflamadas. También como purgante y diurético.

 En ejemplares con ramas gruesas, su madera era muy apreciada para tornería y pequeñas piezas de ebanistería.

FAUNA:

El CHOTACABRAS en Miguel Delibes:

Nombre científico: Caprimulgus europaeus

Nombres comunes: chotacabras europeo, chotacabras gris

Voz: un “ronroneo” nocturno, que llega a parecerse a una estridulación suave de cigarras. Puede acabar en el “aplauso” de las alas.

Al chotacabras le acompaña una leyenda extendida por toda Europa: es un ave “embrujada”, capaz de acercarse por la noche a las granjas y robar la leche de las madres que están amamantando un bebé.

El CHOTACABRASImagen en alta resolución. Este enlace se abrirá mediante lightbox, puede haber un cambio de contextoEsta leyenda negra se debe a las características biológicas del ave: es nocturna y durante el día resulta muy difícil verlo. Comienza su actividad al caer el sol, pero tiene plumas muy suaves, que le permiten volar sin hacer ningún ruido. Estas alas le facilitan perseguir a sus presas habituales: grandes escarabajos, polillas, mantis, cucarachas, arañas, libélulas... Para capturarlas abre su gran boca y las “papea”. Sus patas son muy cortas y camina a pasitos, sin correr.

Por todo esto, las leyendas del mundo rural han convertido al chotacabras en un animal que se acerca volando silencioso hasta las granjas, donde se cuela caminando a pasitos hasta llegar a las madres dormidas. Con su gran boca, les succionaba la leche y escapaba antes de que lo atrapasen. Con su plumaje, se confundía con el campo y no había forma de seguirlo.

Es un ave estival, que pasa el invierno en África y los meses de primavera y verano en nuestras tierras. Vive en muchos ecosistemas, pero prefiere zonas abiertas, de poco arbolado o bosquetes aislados. A primeros de junio, los machos vuelan sobre las hembras, atrayéndolas con vuelos que acaban con el “aplauso” de las alas, un sonido que hacen al entrechocar las puntas de las alas. Pone dos o tres huevos en un pequeño hoyo natural del suelo, sin hacer nido. La hembra lo incuba, aunque el macho le ayuda y, en ocasiones, puede haber un segundo macho apoyando el trabajo de la pareja, sobre todo si hay una segunda puesta, cosa frecuente.

El chotacabras se defiende con su plumaje críptico y su modo de quedarse totalmente inmóvil sobre una rama o una roca, confundiéndose con el paisaje. Si se le molesta o alguien llega demasiado cerca del nido, el animal sale volando pero se queda cerca, “amusgándose” sobre el terreno y esperando que pase el peligro para regresar.

A finales de verano, la familia se une a otras, formando grupos mayores que emigran juntos hacia África.


Situación en Castilla y León:

El cambio de usos de la agricultura, la introducción de pesticidas e insecticidas, la desaparición de lindes y vallados de piedra y los atropellos en caminos y carreteras son sus principales peligros.

De las alrededor de 100.000 parejas de toda España, en Castilla y león puede haber unas 20 a 30.000 y de ellas, en Valladolid hay cifras de unas 2.000 parejas reproductoras.

CNEA: “de interés especial”

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